viernes, 15 de enero de 2010

Tenía tantas ganas de estar aquí...





Que no puedo dejar de escribir ahora. Os presento otra de mis geniales ideas, dedicada a mis colegas David e Isabel, bloguero frustado uno y recalcitrante la otra. Ellos saben por qué:


El monstruo urbano anda suelto

Su cuerpo lleno de cicatrices se hizo duro
con cada extracción, transplante y costura consiguiente.
Sus formas eran las de un hombre fantástico y verde
que apenas sentía.
Sus lamentos parecían una ópera alucinada
escrita en un albarán de sentimientos.
Quitaba y ponía lo que le faltaba.
Llevaba las cuentas de las veces que le llamaban.
Y como no eran muchas se quedaba
solo
en la caja de su casa.
Cuando venían a verle sacaba sus garras
por si le arrancaban sonrisas
sin darse cuenta del engaño de esta puta vida alegre.
Era bello en su monstruosidad tierna
como una ballena perdida
que sabe que la van a matar.
Era
lo normal.






No hay comentarios:

Publicar un comentario