jueves, 11 de febrero de 2010

Gracias










A todos los que visitan mi blog, amigos y desconocidos, poco a poco hasta se puede encontrar en las primeras posiciones al buscar en Google. Muchas gracias.

Y de paso os anuncio que pronto tendré un blog conjunto con un amiguete, Jose, una nueva experiencia...

Hoy, un poema de humor dedicado a la pena y a la culpa a las que comparo con dos marujas que se meten en tu vida y no te dejan en paz. Espero que os guste. Un beso desde tierras palentinas.




La pena y la culpa


La culpa nubla la vista, es un metomentodo.
Se parece a su hermana criticona
que de no tener vida propia
se aburre y de puertas para adentro se juzga.

La pena roba tiempo es una pesada
se queda ciega de dolor y se lamenta en bajo.
La compasión, su prima, es humana,
la pena quita el objetivo del medio.

Puestos a trabajar por objetivos,
ninguna evita el hambre.
Y si llegan a la hora del deporte nacional,
la envidia, el sentimiento buscado
se vuelve justo el contrario.

La resignación cristiana es una austera pose
que coge de sorpresa cuando entran
por la puerta sus viejas tías expertas
abnegadas en concursos de desgracias.


Si es mal de amores daremos vueltas
sin librarnos de ellas porque hasta para eso son meticonas.
Ay pena, dice la Dolorosa en la saeta,
y qué honda y qué tonta.