domingo, 17 de junio de 2012

relato









... al anochecer se encendió la luz de la buhardilla. Nadie le estaba esperando tras la ventana esa tarde. Y se preguntó cuánto tiempo más podría seguir así. Un día, un año.

Quizá podría abrirla y dejar que entrara el último aire de la noche pero se resistió y comprendió que no había nada que hacer.

Más tarde consultando con la almohada se arrepintió pero el aire de la noche se había calmado ya.

Recordó las tardes en casa de Adela y decidió, paralizado, dejarse llevar por la duermevela.