Nota biográfica - Paula Cancio
Nací en Palencia en 1976. Tras estudiar Filología Española y Periodismo en Valladolid, comienzo a trabajar con diferentes organizaciones no gubernamentales como el Movimiento contra la Intolerancia, Amnistía Internacional, Cives Mundi, Alter Vida o la Fundación Fundeso, colaboro con diferentes diarios como redactora en El Mundo de Valladolid, La Gaceta de Salamanca y Mujeres en Red y como documentalista en El Mundo del Siglo XXI y comienzo a escribir poesía, relatos y teatro. Parte de mis poemas están recogidos en la Antología de poetas palentinas Tanto que decir. Pueden seguirme en mi blog http://paulacancio.blogspot.com
Que no puedo dejar de escribir ahora. Os presento otra de mis geniales ideas, dedicada a mis colegas David e Isabel, bloguero frustado uno y recalcitrante la otra. Ellos saben por qué:
El monstruo urbano anda suelto
Su cuerpo lleno de cicatrices se hizo duro con cada extracción, transplante y costura consiguiente. Sus formas eran las de un hombre fantástico y verde que apenas sentía. Sus lamentos parecían una ópera alucinada escrita en un albarán de sentimientos. Quitaba y ponía lo que le faltaba. Llevaba las cuentas de las veces que le llamaban. Y como no eran muchas se quedaba solo en la caja de su casa. Cuando venían a verle sacaba sus garras por si le arrancaban sonrisas sin darse cuenta del engaño de esta puta vida alegre. Era bello en su monstruosidad tierna como una ballena perdida que sabe que la van a matar. Era lo normal.
He decidido desde este mismo momento que lo que deseo es que la gente me lea, que por esto se escribe en Internet, y lo demás son milongas. He pensado, quizá demasiado, cómo empezar este blog y lo mejor sin duda será ser directa y franca. No sabía muy bien por dónde empezar así que sin más os remito a una de mis poesías, fue una de las primeras, aunque apenas llevo unos años escribiendo. He de confesar también que la idea de este poema me la inspiró un antiguo noviete de la adolescencia que quizá me quiso demasiado y, queriendo tanto, decirme que nadie iba a vivir la vida por mí, intentando ser generoso me insufló este revulsivo vital que sigue así:
A Salvador Arroyo
Puede uno vender su alma. Uno puede equivocarse al depositar su confianza. Puede uno esconderse y llevar encima conflictos pendientes, ocultar crímenes y confesar bondades, tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol, cambiar el mundo, poner una vela, hacer milagros. Recorrer todo el orbe, negar la mano al hermano y no haber amado. Vivir la vida de otro, nadie puede.